Le doy el numero


Se lo murmure con una sonrisa coqueta en el rostro, pero al finalizar mencioné “hay un número incorrecto” en el momento creí que iba a sonar muy interesante pero a los segundos susurró “mucha inmadura”. Quería que me tragara la tierra, quería irme de la fiesta en ese instante. Recuerdo que pensé que no debía dejarme afectar pues si el no quiso, hay muchos más hombres en la fiesta que según yo me copiarían al instante que les hablara. Y si soy muy convencida. Pero hasta esa fiesta ese convencimiento me había servido para apreovcharme de cualquier hombre; y aunque puede ser odioso, hoy me estoy dando cuenta que esa actitud con los hombres me hubiera servido para que Santiago estuviera en la palma de mi mano, realmente pasó lo contrario, desde ese momento él ya podía hacer en mi lo que quisiera con tan solo mover el dedo más pequeño de su mano.
Al siguiente día recuerdo que desperté alrededor de la 1 de la tarde y al ver el celular vi que Santiago aun no me  había escrito, entonces me sentí una estúpida, una completa estúpida pero me dije a mi misma que dejara de pensar cosas pues a Santiago nunca lo volvería a ver. Me quede dormida, cuando una vibración me despertó, cogí el celular y vi




Una llamada de Santiago                     Un mensaje de Santiago 




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